Bio Nace en Tucumán (Argentina), en 1979. Licenciatura en Artes (UNSAM), Profesora de Artes Visuales (EBA), Técnica Universitaria en Fotografía (FAUNT). Continua su formación como alumna vocacional en el Taller C (FAUNT), residente en Curadora (2024), seminario Mil resonancias y un desborde coordinado por Pablo Sinaí (2023/24), Seminario de formación para artistas Poliniza Estudio Salta a cargo de Soledad Sánchez Goldar (2022), participante en Manglar coordinado por Andrés Labaké (2022), Taller de verano La Rural coordinado por Marisa Rossini (2021) y Taller de Estética fotográfica de Eduardo Gil (2020). Obtiene la Beca de formación Fomento de las artes visuales- Ente de Cultura Tucumán (2023) y FNA (2021) y los premios Synergia (2023) y Mutua (2021) para proyectos expositivos otorgado por el Ente de Cultura Tucumán y Premio incentivo a la producción de artistas tucumanos (2020). Participa del XIV Premio Itaú (2023), 10° Bienal Argentina de Fotografía Documental (2022), Salón Nacional de Artes Domingo José Martínez (2022), IV Salón Regional del NOA Ing. Recalcatti (2022) y XLVIII Salón de Tucumán para el ámbito Nacional de Artes Visuales (2020). Expone regularmente en forma individual y colectiva: Inspirar/expirar, Fulana Galería (2023), Supervivencias, Fulana Galería (2023), Los trabajos y los días, Yu&Va Galería (2023), Estigmas, Consultorio (2022), Lluvia negra, Macova espacio de arte (2021). Vive y trabaja en Tucumán.
Proyecto
Trato de contener en distintos soportes paisajes efímeros y cíclicos, sus olores, texturas y tonalidades. Produzco y acciono imágenes partiendo de mi entorno cotidiano y la materialidad que me acompaña y nombra.
Mi proyecto en Curadora surge a partir de evidenciar o manifestar el paisaje que me rodea, como un relato de mi convivencia en un territorio, aquí en San José del Rincón desde un estado nómade que me produce la extrañeza de estar lejos de casa. Quiero poner en evidencia diferentes elementos de mi entorno, los cuales componen la estructura de un paisaje y de un territorio. Parto de diferentes acciones como observar, recolectar y escribir mediante un proceso reflexivo, para luego explotar y expandir sentidos con la producción de las imágenes resultantes, que van desde machucar flores y plantas sobre lienzo de algodón y papeles, hasta la obtención de tintes botánicos fugaces que dan cuenta de una colorimetría del lugar como un intento de ejercicio de la memoria o de volver a un lugar donde estuve.
Receta para volver a Curadora a través de los sentidos
Ingredientes: -cascada o begonia maculata -tulipanero de gabón o paraguayo -helecho plumoso o esparreguera -flores caidas de un ibirá pitá -lavanda -duranta -rosa china o jazmín hawaiano -lapachillo -vinca -purpurina o tradescantia pallida -ruda
Todos estos ingredientes en cantidad necesaria y no exagerada para respetar el espacio -lienzo de algodón de 100x150cm -piedra que se ajuste a la medida de su mano
Instrucciones Sobre el lienzo distribuir a lo largo y a lo ancho las plantas y las flores recolectadas, luego con la piedra machucar estas plantas y flores hasta que queden fijadas a la tela, notaran que los tintes, texturas y olores invaden ese instante y perdurarán fugazmente, dejar reposar la tela unos momentos y colgarla en un espacio deseado.
COLECTIVO ALUMINAR: Ana Flor y Fábio Abbud Temporada27 / 2024, enero
Bio Alumiar es un colectivo formado por los artistas Ana Flor y Fábio Abbud, que transitan entre los campos del Arte, de la Gestión y del Patrimonio Cultural desde 2011. Desde 2013, la Casa de Arte funciona en la ciudad semiurbana de Cristal/RS – Brasil, en los límites entre el centro sur y el sur del estado. La misma trabaja para promover las obras de artistas residentes y asociados, prestando servicios de producción cultural, gestión de proyectos y talleres de arte. Alumiar es la productora responsable por las dos ediciones de Costa Doce Salón de Arte Contemporáneo, ocupando espacios de memoria y patrimonio con arte contemporáneo. El colectivo gestiona la única colección de arte contemporáneo de la región centro-sur del estado de Río Grande del Sur. La reserva técnica abriga una colección de arte contemporáneo de 150 obras de 70 artistas. Seleccionados en la Beca FUNARTE de Movilidad Artística 2023, realizaron una residencia artística en CURADORA -San José Del Rincón/Santa Fe- Argentina. Ana Flor es artista visual, productora, curadora y restauradora de bienes culturales muebles. Es curadora de la Exposición Costa Doce Salón de Arte Contemporáneo y del Día Estatal del Patrimonio en Cristal/RS – Brasil (2019, 2020 y 2021). Fábio Abbud es artista visual y gestor de proyectos centrados en ciclos de Política Cultural. Es el actual presidente del Consejo Municipal de Cultura de São Lourenço do Sul/RS – Brasil.
Proyecto
Algunas cosas serán sacadas de la memoria y contadas en sucesión, fuera de la cronología, un atlas Mnemosine. Algunas palabras parecen tener más sentido en español, como “mirada” y me gusta. Otras podrían decirlas en forma de canción, una de las muchas que compartimos. Hay algunas que hay que decir mirando al jardín, otras que hay que decir sin decirlas. Voy a escuchar cada palabra. Diré algunas más. También haré mímica y las buscaré en el traductor. Entonces amanecen los días, primero gris, luego amarillo y después casa azul. Ana Flor.
Aplicamos a la residencia con el objetivo de desarrollar un proyecto artístico y un proyecto de gestión, ambos todavía incipientes, necesitados de tiempo y espacio de investigación para nutrirlos. El primero es el desarrollo y la mejoría del proyecto Mini- Museo. Se trata de un proyecto de intervención artística en locales públicos mediante dispositivos interactivos producidos por el colectivo. El Mini- Museo es el soporte que abriga obras de arte en lugares insólitos, fomentando el acceso y la democratización del arte. La otra acción propuesta fue capacitar a los miembros del colectivo para producir una residencia artística en el interior de Río Grande del Sur, en la región de la Costa Doce Gaúcha. El colectivo está formulando su propia residencia, titulada Resonar, destinada a promover la inmersión de los artistas compartiendo el taller, experimentando la cultura de los pueblos tradicionales y la vida en los entornos rurales y semi rurales del territorio. El proyecto incluye también acciones específicas de apoyo a la participación de madres artistas: ofrecer estructura física y organizacional para las necesidades de sus hijos, atendiendo a una importante demanda de articulación profesional permanente de mujeres artistas-gestoras y madres.
Pasamos del 28 de enero al 5 de febrero en San José del Rincón, un verano que nos quemaba la piel y el corazón en 2024. El primer día, Cintia y Maxi nos recibieron como dos especialistas que ponen a sus pacientes en el diván y los escuchan. A lo largo del día, el diagnóstico: vives del arte, un arte entero, íntegro y sin partes. No se puede dividir lo que se vive en su totalidad. Curadora es un trabajo artístico y a medida que pasaban los días, pudimos observar lo que hacemos como un todo. Es bonito ver desde lejos, después de volver a Brasil, cuánto se pueden madurar las ideas y a uno mismo cuando se tiene la oportunidad de experimentar las genealogías de ser artista. Cintia y Maxi nos introdujeron en proyectos argentinos y en la gestión de artistas con motivaciones similares a las nuestras. Cuando el escenario es árido y los caminos parecen cerrados, los artistas reaccionan ante este contexto – así nos presentaron lo que ellos llaman Artista Gestores, apropiándose también del concepto de Artista Etc. desarrollado por el artista (etc.) Ricardo Basbaum: «Cuando un artista es un artista a tiempo completo, lo llamaremos ‘artista-artista’; cuando el artista cuestiona la naturaleza y la función de su papel como artista, escribiremos ‘artista-etc.».
Conocer a este concepto fue decisivo para el desarrollo de Mini-Museo, Resonar y las proporciones de lo que serían estos proyectos basados en la no-diferenciación entre producción artística y (auto)gestión. Deshabituar la visión de nuestro territorio oxigenó las ideas preconcebidas de nuestros proyectos y nos permitió encontrar nuevas lecturas fuera del contexto habitual.
Hay barrios sin plazas, ciudades sin museos ni galerías de arte. Mini-Museo pretende ser un proyecto generador de ideas para futuros más fértiles en un local semiurbano. Nuestra tarea es convertirlo en un espacio social comunitario más cercano y amable con sus vecinos y que ofrezca actividades artísticas multidisciplinares. El proyecto surgió de la necesidad de independencia institucional para la difusión del arte y de autogestión en un entorno cuyo contexto presentase adverso. Un Mini-Museo no es solamente un lugar de exposición de obras, sino un trabajo total de articulación entre agentes culturales y vecinos, y de descentralización del arte. Resonar surge de nuestro entendimiento de que la equidad es cuidado, que la amabilidad es catalizadora y que centrarse en los procesos puede ser radical. El desarrollo de nuestra residencia artística prevé acciones descolonizadoras y propone posibilidades de ocupación de los artistas con los niños. El objetivo es articular dinámicas artísticas flexibles y no convencionales en un territorio semiurbano, generando un flujo fluido de producción artística. Pretende ofrecer espacio, tiempo y generosidad como mecanismo para hacer menos individual y solitaria la condición de artistas-gestores.
Tuvimos mañanas de lectura y reflexión. El taller con vistas al jardín nos proporcionó momentos de agradable estudio. Visitamos el Museo Rosa Galisteo y el Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas. Estar en Curadora fue una oportunidad para la introspección, la lectura, el diálogo y la colaboración. El tiempo y el espacio tienen significados diferentes en Rincón: son pólenes que garantizan el mantenimiento de nuestros propios ecosistemas. La distancia nos permitió decodificar nuestras ideas y leer la continuidad de los proyectos. Necesitábamos alejarnos para redescubrir las distintas facetas de nuestro trabajo artístico. Por ello agradecemos a Cintia y Maxi que generosamente compartieron sus experiencias, su casa, sus libros, su comida y bebida, sus palabras, aunque diferentes en el lenguaje sonaban similares ideológicamente. Y, sobre todo, lo mucho que trajimos de Rincón a nuestro rincón Cristal.
«Tomar distancia nos hace despegarnos de la obra y al volvernos dos podemos hablar». Diana Aisenberg
Regresamos a nuestro taller para continuar con estos proyectos.
La residencia artística de los miembros del colectivo Alumiar fue financiada por la Beca FUNARTE de movilidad artística 2023 – Ministerio de Cultura – Gobierno de Brasil. Esta acción fue posible gracias a la inversión pública en la formación de artistas y permitió el intercambio entre territorios: nos llevamos un poco de Brasil, mientras que cada uno lleva un poco de su propio territorio. Así conocimos Tucumán a través de nuestra compañera de residencia Verónica Galván. Así nos llevamos un poco de San José del Rincón y de Tucumán a Cristal.
Bio Nació en Pergamino (Buenos Aires, Argentina), en 1985. Es artista electrónico y docente. Egresado de la carrera de Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario y de la Especialización en Procesos Artísticos Contemporáneos en la Universidad Nacional de Córdoba. Integró los equipos de Espacio Lab (programa de arte, ciencia y tecnología de la Municipalidad de Rosario), Sub Escuela (escuela de arte portable de formato horizontal) y América Elda Nancy (biblioteca autogestiva de artes contemporáneas). Generalmente trabaja con medios de comunicación en vías de obsolescencia. Realizó transmisiones piratas de radio FM y televisión de aire y otros experimentos con teléfonos fijos y telégrafos.
Proyecto Hace un tiempo que me atrae la telefonía fija. El año pasado me inventé una especie de plataforma llamada Laboratorio de Telefonía Artística, en la cual concentré diversos experimentos que venía haciendo con teléfonos, indagando sus posibilidades técnicas y estéticas. Durante mi estadía en la residencia (entre charlas con anfitriones y compañerxs) pude ver las experiencias realizadas en el marco de ese Laboratorio desde otra perspectiva, presté atención a algunos aspectos del proceso que no eran tan evidentes para mí. Adopté la idea de ensayo telefónico para nombrar algunos de esos experimentos. El ensayo entendido como una prueba, como sucede en las artes escénicas. El ensayo como la representación parcial o completa de una obra antes de su presentación final, incluso si esa presentación final no existiese. Estos ensayos, a veces pueden estar abiertos al público. Pero el ensayo también es entendido como la exploración libre y abierta de un tema, como sucede con el ensayo como género literario, con la única diferencia de que los ensayos telefónicos no necesariamente están narrados con palabras. Son más parecidos a un ensayo transmedial, que puede estar conformado por objetos, dibujos, códigos, videos e incluso situaciones comunicativas. Los ensayos telefónicos me sirvieron para explorar libre y abiertamente problemáticas inherentes a la obsolescencia programada y al antimercantilismo. Durante la residencia realicé dos ensayos telefónicos y un fanzine. Para el primer ensayo monté una comunicación telefónica automática, entre dos puntos a treinta metros de distancia dentro del predio de Curadora. El segundo ensayo está pensado en formato de video monocanal cuya narrativa propone un vínculo entre la obsolescencia de la telefonía analógica y un hit musical de los 80. El fanzine, recopila data con la que vengo trabajando en el último año.
Bio Nace en Buenos Aires (Argentina), en 1973. Es especialista en Teatro de Objetos, Interactividad y Nuevos Medios (UNA) y Licenciada en Artes Visuales (UNA). Su formación profesional se inicia en las Artes Escénicas y transita las Ciencias Naturales en diferentes instancias. Su producción artística se desarrolla en forma individual y grupal y abarca diversas disciplinas y medios. Participó en proyectos colectivos independientes como artista y gestora. Realizó clínica con: Ana Gallardo, Rodrigo Alonso, Rafael Cipppolini, Gabriel Baggio, Ignacio Iasparra y Esteban Álvarez. Investigó el sonido y la electrónica con: Carmen Baliero, Francisco Trípodi, Jorge Crowe y Diego Alberti. Participó en los programas: “Entre Campo y Campo: Arte + Agroecología”. Universidad Autónoma de México y CENART (2020), Programa de artistas Proyecto PAC, Gachi Prieto (2019), Sonidos que Acontecen, clínica de arte sonoro. CASo. Casa Nacional del Bicentenario (2018). Recibió la Beca Formación del FNA (2023). Fue finalista del Premio Itaú de Artes Visuales 2019-2020 y del Concurso de Artes Visuales 2018 del FNA. Obtuvo una beca del gobierno español de Capacitación Técnica que desarrolló en el Centro de Tecnología del Espectáculo, Madrid, (2010). Exhibió en: Google Arts and Culture, Fondo Nacional de las Artes, C. C. Recoleta, Casa Nacional Bicentenario, Galería Gachi Prieto Arte Contemporáneo, C. C. Haroldo Conti, Teatro Nacional Cervantes, CCEBA, entre otros. Vive y trabaja en Buenos Aires.
Proyecto Hace algunos años, mientras de balcón a balcón (nos separaba una medianera baja) le iba enseñando a mi vecina, que más tarde se convertiría en una gran amiga, a cuidar su jardín, surgió la idea de un proyecto que aún no tenía nombre ni forma pero que contenía en su esencia la semilla de compartir y ayudar con el cuidado de las plantas y el medio ambiente. Para ese momento ya había logrado que al noveno piso de mi departamento llegaran abejas y mariposas, además de una pequeña huerta y mucho “verde”. Al proyecto lo atravesaron mis divergencias, lo nutrió mi voracidad de aprender, lo moldearon el tiempo, mis aciertos y dudas, y así fue pasando por distintas etapas y formas. Durante bastante tiempo estas ideas estuvieron por fuera de mi práctica artística, hasta que me dieron ganas de explorarlas y decidí hacerlo en Curadora. A la residencia fui pensando en trabajar en un herbario ilustrado, quería aprender sobre las plantas y los insectos del lugar, pero también me interesaba explorar el territorio y ver qué surgía en relación con ese entorno particular que no conocía. Llevé conmigo acuarelas, papeles y lápices, mis apuntes de botánica de la facultad, mis elementos para observar flores y reconocer especies, y varios libros (entre ellos uno de técnicas de propagación de plantas nativas, Metamorfosis de Coccia y La historia ecológica de la Argentina, un hallazgo de la biblioteca de mi barrio). Los primeros días anduve explorando, preguntando y tratando de identificar los árboles autóctonos de la residencia y los alrededores. Unos días de frío y lluvia me ayudaron a enfocarme en el dibujo y la investigación. Durante mi estadía aprendí que al río más cercano le da nombre un árbol llamado ubajay (que en guaraní significa “fruta ácida”) y que cuando los terrenos de la zona se ponen a la venta se “limpian” de toda la vegetación que habita en ellos. Encontré el ubajay a unas cuadras de la casa. También me contaron que para llegar a la laguna hay que atravesar un vertedero de basura, pero en el tiempo que estuve nunca llegué hasta ahí. Un día me acerqué hasta el vivero Ñangapiry. Ahí conocí a Guille, un productor de especies arbóreas de la zona dedicado a divulgar y concientizar acerca del monte nativo y su regeneración. Él me contó sobre cada árbol cultivado y charlamos de la necesidad y la urgencia de preservar las zonas naturales. Me llevé dos inga uruguensis que planté en el terreno de la residencia. Estos árboles son una de las pocas especies nutricias de la mariposa bandera argentina, sus hojas protegen y dan alimento a sus larvas. A esta mariposa hace tiempo que no se la ve por la zona, y actualmente se encuentra en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural. Al Ingá le hice un cartel de madera como los de las reservas. También hice chucrut, compartí buenos momentos, y antes de volver, pude ver con alegría que habían brotado las semillas del aromito que había puesto a germinar cuando llegué.
Bio Nació en Godoy Cruz (Mendoza, Argentina), en 1995. Maestro Mayor de Obras, estudia Licenciatura y Profesorado en Arte Visuales (UNCuyo). Asiste a programas de clínica y cursos, destacando: PAC de Galería Gachi Prieto (2023), Clínica Cazadores (2023), Programa de Formación de Plataforma Amiga (2021), Taller de análisis y producción en Artes Visuales coordinado por Andrés Labake (2019). Realiza formación vinculada al 3D y realidad virtual, destacando, Seminarios de videojuegos en FAD UNCuyo (2019), Taller de construcción de Mundos Virtuales dictado por Joaquina Salgado (2020), Taller de obra inmersiva en 3D dictado por Mateo Amaral (2020). En 2021 realiza las residencias online de ArtexArte, R.A.R.O y FlussLab. Participo del 49° Salón de Tucumán (2021), Salón Regional de Artes Visuales Vendimia (2021, 2022), Premio Itaú Categoría Arte y Redes Sociales (2021), Salón de Artes para ciegos, del cual obtiene mención (2021). Recio beca Formación y Formadores del FNA (2019, 2022 y 2023) Realizó exposiciones individuales, entre las que destacan, Superficie de Contacto (ECA, Mendoza, 2022), 55 kilogramos (Buenos Aires Museo, 2022), <a-paisaje><post/paisaje> (Espacio cultural Rada Tilly, Chubut, 2022), Cielo raso (Anexo del MMAMM, Mendoza, 2021), No dejes de arroparme (Bunker, San Juan, 2021), En la calle no vi perros ni palomas con curaduría de Santiago Bengolea (Panal 361, Buenos Aires, 2019). Desde 2020 dirige Revoque, espacio virtual en 3D dedicado a la exposición de arte contemporáneo.
Proyecto Durante mi estadía en Curadora desarrollé ideas que tenía guardadas hace tiempo y que no había podido experimentar del todo, vinculadas a nuevas formar de producción que atraviesan mi práctica artista actual, como lo es el uso de programas de modelado 3D. Me interesa la unión entre lo físico, matérico y táctil con este otro mundo intangible y virtual. A su vez, investigo entre el paso de datos como imágenes o modelos reales mediados por estos programas, una relectura que en parte no puedo controlar y deja paso a que la computadora y códigos externos hagan una nueva decodificación de lo que vemos. Salí a dibujar y captar las plantas del jardín de Curadora, pero de manera diferente a la convencional. Apelando a captarlas desde sus vistas principales, recurrí a conceptos de dibujos técnico para hacerlo, a su vez, estas vistas me propuse que debían ser paralelas al ojo del observado, mi ojo. Esto me sirvió para descomponer la forma de la flora del lugar, en partes planas y colores, una especie de desfragmentación de lo real. Luego esos dibujos los utilicé para texturizar y formar modelos 3D a partir del plano. Con todas las plantas en 3D, formé una escena y realicé un video donde llovían flores sobre un colchón celeste que se movía al ritmo de un océano. En paralelo, recolecté escombros del lugar de pequeño tamaño, pedazos de ladrillos, baldosas y maderas, realicé las mismas operaciones de interpretar al objeto en sus vistas, pero esta vez, tomé fotografías para ello y recree estos escombros en 3D para luego obtener el desarrollo de sus caras. Estos desarrollos los imprimí en papel obra de 150g en una tienda de la zona, luego de una caminata con Federico Gloriani, que nos sirvió para conocer los alrededores de Rincón. Por último, recorté, armé y pegué, estas piezas de papel, para recrear los escombros. El paso de la información por diferentes partes, mi ojo, la cámara, el dibujo, el papel, la computadora, el modelo 3D, para desarmar, armar, volver a desarmar para finalizar con armar, sería el resumen perfecto.
Bio Nació en Buenos Aires (Argentina), en 1989. Es Licenciada en Historia del Arte (UBA), curadora y performer. Integra la Dirección Nacional de Museos del Ministerio de Cultura donde se desempeña en el seguimiento y consultoría de programación de los Museos Nacionales. Entre 2020 y 2023 dirigió, junto a Lucas Martinelli, LAR-local de artes recientes espacio que promovió la producción e investigación de más de 70 proyectos en artes visuales, performance y escritura crítica en Buenos Aires, además de prácticas colaborativas y organización colectiva. Durante diez años integró la organización barrial El Transformador en Haedo. Sus curadurías recientes son Exhibición fundamental de arte en los libros de la poesía y la ficción, con Juan Cruz Pedroni (LAR, 2023); Intus Foris de Cinthia de Levie (Ausstellungsraum Klingental, Basel, 2023); y La cueva del Sueño de Alfredo Frías (Constitución, 2022). En 2021 y 2022 colaboró enSin Pedestal de Carolina Vanegas (Museo Sarmiento), “Welcome to the shade” de Gachi Rosatti (Museo Sarmiento), La vigilia de las cosas de Nicolás Robbio (Museo Histórico Nacional), y en Reunión (Ruth Benzacar, 2021). Fue Asistente Curatorial del Museo de Arte Moderno en Una historia de la imaginación en la Argentina y Sergio de Loof: ¿Sentiste hablar de mi?. En 2023 estrenó Estuche para un corazón melancólico con Estanislao Ortiz y Lina Boselli. Actualmente, participa como performer en diversos proyectos y se dedica a la escritura de Ternura y crudeza, un ensayo novelado. Vive y trabaja en Buenos Aires.
Proyecto Durante mi residencia en Curadora continué el proyecto Ternura y crudeza juntas, como hermanas es el proyecto en el que trabajo desde 2019. Su origen es el encuentro con un extenso cuerpo de obra de Bernabé Demaría, un artista argentino poco conocido. Son más de 300 pinturas de fines del s. XIX y principios del XX que están en el Museo Histórico Nacional. La mayor parte de ellas son escenas del costumbrismo criollo. Al principio las obras me fascinaron. Sus colores pastel y la pátina dorada que las cubría -producto de lo oxidado de su barniz-, me resultaban encantadores. En 2021, pude visitar los depósitos del Museo y fotografiar todas las pinturas. En largas jornadas para completar ese catálogo, la pintura de Demaría terminó por resultarme repetitiva y cansadora: veía la misma escena cuadro tras cuadro. Empecé a perder interés, fastidiarme con el artista y ver la investigación como una pérdida de tiempo. ¿Qué sentido tiene que la obra sea numerosa y mala?, ¿merece un artista ser recordado por lo mucho y no por lo bueno?, me preguntaba. Casi de casualidad di con los textos Demaría -que además de pintor, fue escritor y político. En el prólogo a la edición de sus obras completas, se quejaba que sus muchas pinturas, obras teatrales y novelas, fueran rechazadas en todas partes. Demaría expresaba con precisión las sensaciones de un artista que hacía sin descanso, y para nadie. Con ese testimonio, volví a su obra de otro modo. Re-orienté mi proyecto de investigación para pensarlo como una curaduría, en todo caso, anacrónica. Comencé a escribir un texto novelado que incorpora datos históricos, descripciones de obras y vericuetos de la práctica de investigar. Las pinturas son punta de lanza para reponer pensamientos, lecturas y conversaciones con otrxs artistas acerca de cómo construir un cuerpo de obra, mostrar, trabajar a favor de las obsesiones, gestionar la frustración o proveerse sentidos de éxito. En la residencia me dediqué a escribir un fragmento extenso y a organizar en series las reproducciones de las imágenes que estoy estudiando. El silencio, el contexto de concentración y los cuidados que Curadora le da a sus artistas, propiciaron en mí una forma nueva de escritura que no había acontecido antes. Los distintos materiales que integran el proyecto se entrelazaron para revelar un sentido superador. El relato logró trascender la descripción iconográfica de las imágenes para dar cuenta de una época y alcanzar un decir situado, dirigido al presente en que ocurre la narración. En este sentido, la escritura se volvió para mí una experiencia más similar a la construcción de las formas palpables de una exhibición, un espacio físico para habitar distintos estados en simultáneo. Hice varias caminatas por los alrededores de la casa y del pueblo, por la costa del río y de la laguna que me dieron la posibilidad de ver escenas muy similares a las de las pinturas que estoy estudiando y, con ellas, acceder a sentidos más vitales de esas imágenes.
AINELÉN BERTOTTI BURKET Temporada25 / 2023, septiembre
Bio Nació en Venado Tuerto (Santa Fe, Argentina), en 1994. Es carpintera y artista visual. En 2013 comienza a estudiar Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario. En cuanto a espacios de formación y residencias de producción se destacan: Nuevas Preguntas- Clínica de obra a cargo de Eugenia Calvo y Cecilia Lenardon, Escuela Municipal de Artes plásticas Manuel Musto (Rosario, 2023), URRA Cerrito (Buenos Aires, 2022), Escuela Prestada, Escuela Municipal de Artes plásticas Manuel Musto (Rosario, 2022), Clínica de obra con Mauro Guzmán (Rosario, 2019/2020), Taller Compartido, Galería Crudo (Rosario, 2018). Fue seleccionada por la UNIBO, para realizar un intercambio en el transcurso del año 2020 en la Universidad de Bologna, Italia. Exhibiciones individuales: Lo que lleva tiempo, Galería Subsuelo (Rosario, 2023) y La energía de las cosas, Galería Subsuelo (Rosario, 2019). Principales exposiciones colectivas: Premio 8M, CCK (Buenos Aires, 2023), Cúmulo, Galería Del Infinito (Buenos Aires, 2022), Bienal de Arte Joven, CCR (Buenos Aires, 2022), Premio a las Artes Visuales, FNA (Buenos Aires, 2020), Firenze Biennale (Florencia, Italia, 2017 y 2019). Recibió premios tales como Premio Artes Performáticas Amigos del Bellas Artes + ArtHouse (2022), Premio Bienal Arte Joven (2022) y Cuarto premio en la Bienal de Florencia (2017) y también una Beca de creación individual otorgada por el FNA (2021). Vive y trabaja en la ciudad de Rosario.
Proyecto Durante mi estancia en Curadora trabajé con piedra pómez y madera. Los mismos son materiales con los que ya estaba familiarizada sin embargo, quería explorar una cualidad que muy bien se adaptaba al entorno que ofrece la residencia y es: su capacidad de flotación. Mi deseo era agrupar las piedras a través de uniones tradicionales propias de la ebanistería y generar pequeños mantos geográficos potenciales superficies de trasladoacuático. En el desarrollo de este proyecto me permití despojarme un poco de la idea inicial, y darme el lugar a jugar con las formas que me mostraban las piedras, de qué manera convivian unas con otras y en respuesta recibí otro tipo de uniones que ya se mostraban como lazos, orgánicos, en diálogo con las siluetas rocosas. Cuando terminé estas pequeñas islas de piedras, fuimos al río para registrarlas y ahí me di cuenta que si bien podían flotar, como objeto, las prefería fuera del agua. De todos modos, este proceso me mostró aciertos y fallas para seguir trabajando en mi idea de balsa de piedra. Honestamente pude llevar adelante este proyecto gracias a la generosidad de Maxi que me prestó herramientas clave que no había llevado. Trabajé en un taller con luz natural y una vista privilegiada. Compartí con personas increíbles de quienes aprendí muchísimo e intercambiamos infinitas risas y anécdotas. Me siento agradecida de reafirmar mi deseo como artista, y afortunada de tener la posibilidad de transitar estos espacios de residencia. Esto tiene que ver directamente con el proceso de trabajo, porque despertarse con intensiones y deseos de intentar, es un factor fundamental que se imprime en lo que estamos creando. Gracias Cin, Maxi, Tiki, Mi Chino, Roma y Belu por el encuentro amoroso y esta gran experiencia curadora <3
Bio Nació en Pergamino (Buenos Aires, Argentina), en 1982. Magister en Lenguajes Artísticos Combinados (UNA), Licenciada en Arte Escénica (UNR) y Profesora de Artes en Danza (Escuela Provincial Superior de Teatro, Junín). Formó parte del Programa de Artistas de Galería Gachi Prieto (2021) y actualmente cursa la Clínica Manglar coordinada por Andrés Labaké en Galería Acéfala. Realizó residencias en Curadora, Santa Fe (2023); Raíces, Catamarca (2022); R.A.R.O. Madrid (2022); Escuchar la fotografía- Galería Artexarte, Buenos Aires (2021); La Flecha, Capitán Sarmiento (2020 – 2019); Originario, Cura Malal (2018). Sus proyectos recientes se exhibieron en Museo del libro y de la lengua (CABA), Can Basté (Barcelona), Centro de Arte Maristany (Barcelona), Quinta del sordo (Madrid); Galería Gachi Prieto (CABA); Centro Cultural Kirchner (CABA); Cherry Street Pier (Filadelfia); Museo Provincial de Bellas Artes (La Plata); Espacio Idea MEC (Montevideo); Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (CABA); Museo Jacobo Borges (Caracas); Centro Cultural San Martín (CABA). En 2020 publicó el libro Cuántos cuerpos entran en un cuerpo (Editorial Flanbé, 2020). Desde 2017 dirige la plataforma cultural Mundo Performance. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.
Proyecto Viajé a CURADORA acompañada de una pregunta: ¿Qué sucede con la corporalidad y las memorias del cuerpo al entrar en contacto con un ecosistema específico? Hace dos años vengo desarrollando el proyecto Acciones para construir un paisaje y sentí que el espacio de la residencia era el indicado para continuar. Así llegué con el propósito de investigar las relaciones performáticas posibles entre cuerpo, paisaje y afectos, con la intención de encontrarme en un lugar desconocido y percibir de qué manera me afectaba ese encuentro y cómo yo afectaba ese lugar. Me encontré en un territorio con árboles, animales y artistas que sentí familiares y que propiciaron el ingreso a una experiencia compartida y amorosa, donde utilicé mi metodología de la performatividad de lo cotidiano para zambullirme en ese ecosistema y gravitar en observación expandida hacia la corporeización. Cada ecosistema guarda memorias que la acción encuentra en evocaciones espontáneas mediante procedimientos performáticos. Así, bailé con los árboles, habité secretos en los rincones de la casa azul bajo el cuidado de Cintia y Maxi, pensamos performando con Aine y Belu; le di cuerpo a la cuchara de plata de Sonia Scarabelli; escuché el paisaje, el trino de los pájaros y el silencio de las yararás; anidé en un tronco; espigué junto al sonido de las vacas de la laguna; corrí adelante y detrás de la cámara; dibujé partituras y mapas; ensayé escrituras de tierra; confié en que podía sostener y ser sostenida. Este material que desarrollé en CURADORA se suma al archivo que vengo trabajando y que en algún momento encontrará su dispositivo de salida. También esta experiencia se suma a mis recuerdos como una de las mejores que tuve. Creo que estos encuentros de residencia están llenos de una potencia vital, poética y política que es necesaria para nuestra práctica. Gracias por todo!
En el marco de Constelaciones– Becas de Residencia otorgadas por QUINCHO- Red de residencias artísticas de Argentina
Bio Nació en Godoy Cruz (Mendoza, Argentina), en 1986. Licenciada en Pintura por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y posgraduada en Administración y Gestión Cultural en la misma universidad. Magíster en Curaduría en Artes Visuales por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Desde 2012 trabaja en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE en curaduría, gestión y producción de exposiciones. En 2023 obtiene la Beca Constelaciones (dupla Curadora-RARO) impulsada por Red Quincho. Se desempeñó como curadora de las exposiciones Un día infinito de la artista Viviana Blanco en la galería TokonOMa (2023); la exposición colectiva (h)usos del mundo. El viaje como método para la producción artística (2022) y Colección RICA (2021) del dúo de artistas Dana Ferrari y Clara Campagnola, en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE. Entre las cocuradurías realizadas se destacan las exposiciones colectivas Las horas. Pinturas de lo íntimo lo cotidiano y lo onírico, junto a Víctor Florido y No he visto árboles de tal naturaleza junto a Juana Fonrouge (2022) en la misma institución. Estuvo a cargo de la sección de fotografías dentro de la exposición Víctor Cúnsolo (1898-1937). Una geografía del silencio, curadora en jefe: María Teresa Constantin, Espacio de arte de la Fundación OSDE (2016). Como artista se formó, además, en los talleres de Dante Montich (Córdoba), Agustina Núñez y Magdalena Rantica (Buenos Aires). Realizó clínica de obra con Tulio de Sagastizábal y actualmente es artista residente en el taller Yeruá (La Paternal, Buenos Aires). Vive y trabaja en Buenos Aires.
Proyecto Cuando apliqué a Curadora, en el marco de la Beca Constelaciones, impulsada por la Red QUINCHO, me propuse continuar con mi investigación sobre el viaje como método para la producción artística contemporánea. En esta oportunidad, la que viajó fui yo, y la trayectoria del desplazamiento fue desde la ciudad al campo. Cuando llegué a CURADORA, en vísperas de su décimo aniversario, leí frenéticamente las publicaciones con los testimonios de lxs artistas que habían pasado por la residencia. Me interesaba trabajar con ese archivo para continuar con mi investigación, y los testimonios de las experiencias de lxs artistas me parecía fundamental. Mientras tanto, observaba el afuera, el trabajo de Cintia en el jardín con las plantas, Maxi en su taller trabajando con troncos y madera, y los días soleados de otoño. Decidí sacar mis libros al exterior, leer acostada en el pasto y disfrutar de unos inéditos días de calor para la época del año. A su vez, las charlas con Cintia, Maxi y Ce Luján, compañera de residencia, ahondaron en la tensión entre mi ser artista y mi ser curadora, y en algo en lo que vengo trabajando que tiene que ver con cruzar esas actividades de alguna manera. Gracias a la organización de la residencia, la disposición de tiempo, recurso privilegiado en esta actualidad, resultó ser un terreno fértil para atreverme a ser. Aunque la distancia geográfica no era demasiada, fuera de Buenos Aires, la dislocación me permitió vislumbrar otra manera de estar en el arte. Así, en ese cruce entre la investigación y la producción, decidí trabajar sobre el árbol caído. En vez de tomar notas en mi cuaderno, decidí dejar mensajes en el árbol. Comencé con un gráfico, una suerte de constelación de palabras a partir del concepto de la experiencia, con notas tomadas de los testimonios de artistas que habían pasado por allí. La experiencia se definía con palabras más cercanas a las prácticas cotidianas afectivas, que a las nociones artísticas consabidas: una experiencia curadora, sanadora, formativa, resignificante, superadora, rica, vivida, con otros, contagiosa, inspiradora, diaria, transformadora, amplificadora, desencadenante… Ese primer ejercicio y el contacto con las herramientas que me prestó Maxi para intervenir el árbol, me generaron mucha satisfacción y decidí ahondar en la técnica del calado con formón. El siguiente mensaje en el árbol se trató de una frase que venía rondando en mi cabeza, tomada del libro teoría del viaje de Michel Onfray «La expansión del cuerpo -es necesaria- para el ejercicio del viaje.» Mi idea era dejar más mensajes en el árbol, pero a medida que tallaba la madera fui puliendo cada vez más la terminación y esa tarea ocupó gran parte del tiempo de la producción.
En el marco de Constelaciones– Becas de Residencia otorgadas por QUINCHO- Red de residencias artísticas de Argentina
Bio Nació en San Miguel de Tucumán (Argentina), en 1979. Se formó en la Facultad de Artes U.N.T. donde se especializó en pintura. Asistió al Taller C cátedra de la Lic. En Artes Visuales de la F.A.U.N.T. en la que actualmente se desempeña como adscripta trabajando en un proyecto de investigación sobre performance en Tucumán (2022-2023). Obtuvo becas entre las que se destacan: Beca Constelaciones – Red Quincho (2023) y Beca de Creación del FNA (2021 y 2017). Realizó clínica de análisis de obra con Max Gómez Canle, Pablo Siquier, Ana Gallardo, Diego Figueroa, etc. Sobre teoría y crítica de arte con Elena Oliveras. Sobre prácticas curatoriales con Feda Baeza y Diana Weschler. Obtuvo un Premio en el Concurso Nacional Actividades performáticas en entornos virtuales (2020) y 1° Mención Especial Premio UNNE Artes Visuales (2015). Participó en las residencias Curadora / Zona Imaginaria (2023), Raíces (2022), Casa de Piedra (2022), URRA Tigre (2018), Perfor 5- Paço das Artes (2014), UVAITI Ciudad de las Artes-UNC (2013), entre otras. Expone regularmente en forma individual y colectiva: La silueta de una constelación es inexsistente, Consultorio (2022). Premio 8M, C.C.K. (2021-2022). Mecanismos de emergencia, Usurpa Galería (2019). 47° Salón Nacional de Artes Visuales, Museo Provincial de Bellas Artes de Tucumán (2019). LATERAL Nº12 Carnaval Surrealista (2018). Visibilizar lo invisible, Museo Provincial de Bellas Artes de Tucumán (2018). LATERAL Nº11 Suprematismo Piquetero (2018). XII Salón Nacional de Arte Contemporáneo MUNT (2016), entre otras. Vive y trabaja en Tucumán.
Proyecto Mi experiencia en CURADORA consistió, principalmente, en realizar acciones coreográficas, autoportantes, móviles e inestables a la deriva para ser infiltradas en lo cotidiano, utilizando la escultura, la pintura, el dibujo, la performance y lo lúdico como canales por donde pudiera circular lo poético de cada experiencia. Al comenzar la residencia me propuse trabajar desde una total incertidumbre, para enfrentar situaciones en las que el cuerpo pudiera ser un espacio para pensar, preguntándome en cada momento: ¿En qué medida, esta acción podría ser un medio para percibir el mundo?. Comencé a tramar relaciones entre lo que se presentaba frente a mis ojos y los materiales que había llevado para experimentar. La pileta fue el primer vehículo para múltiples pruebas. Y el tiempo infinito de CURADORA, abrió paso a experiencias multidisciplinarias como por ejemplo la fotografía y el video (muy poco explorados por mí hasta ese momento), el dibujo, la pintura, la escultura. También a posibles situaciones insertas entre el caos y el orden; entre lo natural y lo cultural; entre lo vivo y lo inerte; entre lo científico, lo artístico y lo mágico, entre el rigor y la dispersión, entre lo pasajero, lo breve, lo fugaz y lo incesante, lo perpetuo, lo perenne… El Río Ubajay ha sido otro campo de experimentación a cielo abierto donde la luz, la oscuridad, el sonido, la fuerza de gravedad, la ingravidez, el propio cuerpo en movimiento, los reflejos, el entorno natural; fueron también, el sostén de estas coreografías. Un viaje en el agua. Remar sin rumbo, escuchando el agua y realizando pruebas a gran escala interviniendo el paisaje y viceversa; el paisaje interviniéndonos… una serie de contingencias moldeándose unas a las otras, que de a poco se convirtieron en una suerte de juego de azar y de encastre entre volúmenes librados a lo imprevisto. La convivencia con Tiki, la hermosa perrita de CURADORA, me permitió acompañar su deriva. Me presentó la posibilidad de deshabituar la organización de un recorrido siempre en línea recta. Abrió la posibilidad de explorar y recorrer los jardines y las calles de Rincón a otra escala, a otro ritmo, describiendo un camino, zigzagueante y aleatorio. Contrapuesta a la acción de desenrollar una cinta roja, en línea recta a lo largo del paisaje. Dos situaciones en las que el cuerpo fue reducido a gestos. Todo librado a accidentes desde donde se puedan desprender nuevas estrategias de equilibrio entre lo humano y natural. Registrar esos momentos también fue todo un proceso que sin el apoyo y el acompañamiento amoroso de Cintia y Maxi no hubiese sido posible. Ordenar y describir lo procesual de esta experiencia para la confección de este texto, me ha provocado mucha emoción. Y mientras termino de escribir el último párrafo, una frase que dice que Recordar es volver a pasar por el corazón, resuena dentro mío. Curadora me ha facilitado un campo de experimentación tridimensional a cielo abierto que voy a agradecer y atesorar por siempre.