CURADORA RESIDENCIA

Rocío Fernández Doval / Temporada20

ROCÍO FERNÁNDEZ DOVAL
Temporada20 / 2022, agosto

Bio
Nació en Paraná (Entre Ríos, Argentina), en 1991.
Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Entre Ríos y, actualmente, cursa el Diplomado en Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Se desempeña como comunicadora, docente y gestora cultural.
Desde 2018 integra la Cooperativa de Trabajo Cultural Antílope. Escribe y edita en la Revista Charco.
Entre 2019 y 2022 participó del taller/clínica Toda persona es poeta, coordinado por Rocío Lanfranco. Publicó el poemario Rumi (Ana Editorial, 2020) e integra las antologías poéticas Siempre fue el río un color (Fundación La Hendija, 2020), Las cenizas llegaron a mi patio (Brumana, 2021), Entre Orillas (Editorial Municipal, 2021) y Amenaza y maravilla (Gog y Magog, 2022).
Recibió un premio en el Concurso Provincial de Poesía Juan L. Ortiz en 2019, una mención en el concurso Entre Orillas en 2021 y, en 2022, el Premio Municipal de Arte en la categoría Poema Ilustrado junto a Elina Aguilar. Fue seleccionada en la categoría Poesía en la Bienal de Buenos Aires 2021-2022 y ganó la beca de residencia Isla de Río en Curadora.
Actualmente, hace clínica de obra con José Villa.
Vive y trabaja en Paraná.

Proyecto
En el proyecto de beca me propuse continuar con una etapa de escritura que comenzó hace un tiempo –algo más de dos años–, de la que surgieron varios de los textos publicados en la antología de la Bienal de Buenos Aires, Amenaza y maravilla (Gog y Magog, 2022).
Se trataba de textos en torno a posturas de yoga, no porque haya sido alguna vez una gran yogui, sino más bien por lo contrario: porque el cuerpo, mi propio cuerpo, me ha producido siempre mucho extrañamiento. Cuando tuve contacto con el yoga, lo empecé a registrar y, tiempo después, tuve el impulso de escribirlo. Esos poemas quedaron sueltos y un poco truncos. 
Entonces, vine a Curadora con la idea de practicar asanas durante 15 días seguidos –algo que no había hecho jamás– y registrar todo. Cómo se comporta el cuerpo, qué dolores persisten y cuáles van cediendo, en qué sentido ceden o crecen, con qué memorias corporales se conectan esos dolores. También, cómo se comporta la mente, qué pensamientos aparecen, qué actividad onírica.
Escribí un diario, donde acumulé impresiones sobre la práctica de cada día; así como lecturas, observaciones del entorno, de la actividad mental, asociaciones libres, movimientos. Ese diario fue la materia prima de los poemas.
Junto a Santiago Venturini y Tatiana Cibelli leímos referencias, otras narrativas sobre el cuerpo y el movimiento, maneras de mirarlos, de decirlos. También leímos cada uno de los poemas que fueron saliendo, en voz alta. Les preguntamos cosas, vimos aparecer conexiones nuevas, que no estaban en el proyecto en un principio; por ejemplo, la infancia, la sexualidad, los padres, las represiones, la búsqueda de la espontaneidad.
De Curadora salieron 13 poemas nuevos y un proyecto de libro que, con fe, algún día encontrará su sitio.

Contacto
rofernandezdoval@gmail.com
@rofernandezdoval

Tatiana Cibelli / Temporada20

TATIANA CIBELLI
Temporada20 / 2022, agosto

Bio
Nació en Buenos Aires (Argentina), en 1993.
Es Directora de Fotografía (ENERC) y post productora audiovisual. Algunos de los trabajos audiovisuales en los que colaboró han participado de festivales en países como España, Turquía, Bolivia y Venezuela.
Participa en talleres y clínicas de escritura desde el año 2020.
En 2021 publicó su primer poemario Lo que intentamos cuidar (Litoral Dark) junto con el fanzine Qué es un hogar. En ese mismo año fue seleccionada en la categoría de Poesía de la Bienal de Arte Joven 21/22. Integró la antología Amenaza y Maravilla (Gog & Magog) lanzada en el marco de este festival.
Vive y trabaja en Buenos Aires.

Proyecto
Lleve a Curadora la idea de un proyecto híbrido entre la fotografía y la escritura. Desde hace varios años vengo recuperando y restaurando archivo familiar -diapositivas, negativos, VHS- y escribiendo a partir de lo encontrado, no sólo en términos temáticos -lo familiar, la infancia- si no también en términos de lo material: el tipo de soporte, la degradación del mismo e incluso la ausencia del archivo.
Trabajé bajo la tutoría de Santiago Venturini, poeta de Santa Fe, e intercambiando con mis compañeros de la Residencia. Me apoyé en poetas que hubiesen retratado la idea de la memoria a través de la fotografía, y también en material técnico de cuidado y restauración fotográfica.
Curadora fue el espacio perfecto para poder adentrarme en este proyecto que requería no solo concentración si no también la tranquilidad para poder conectar con la intimidad que implica trabajar con los recuerdos. El compartir con otrxs escritores y con Maxi y Cintia, artistas visuales, fue muy enriquecedor e inspirador.

Cuidar una foto

“Cada vez que se manipula un material
se ocasionan una serie de pequeños daños físicos.”
El cuidado de archivos fotográficos – Collings, T. J.

Cuidar una foto es una tarea compleja. No alcanza con la buena voluntad ni con el deseo de que duren. Es un acto de amor, de fe en el futuro, de paciencia. Significa mantenernos alejados, tocarla poco, o idealmente nada. Cuidar una foto implica mirarla el menor tiempo posible, tan solo un instante fugaz que la imprima en nuestra mente. Y devolverla rápidamente a la oscuridad seca. A partir de ahí la tarea sucede por dentro: recrearla en el proyector de nuestra imaginación, renegar un poco, sí, de la veracidad de la nueva película, pero permitirnos libertades bajo la excusa del cuidado. Aceptar que la insistencia por la verdad también produce pequeñas o enormes degradaciones.

Arqueología de lo inútil

Heredo
una caja de negativos
un rejunte de vacaciones marplatenses
un lobo marino de piedra
un castillo de arena deshaciéndose a mis pies.

Pedacitos de celuloide recortados
se desparraman por el parqué
exploro entre lo antiguo
entre las ruinas familiares
busco un amuleto que proteja.

Necesito
que esa emulsión de plata oscura
atrape para siempre a mi papá
sonriendo a cámara
con las manos desbordadas de arena
como un rayo de luz fantasma.

Contacto
tatiana.cibelli@gmail.com
@ojalaseainvierno/

Verónica Volman / Temporada20

VERÓNICA VOLMAN
Temporada20 / 2022, agosto

Bio
Nació en Buenos Aires (Argentina), en 1990.
Es abogada y escritora. También estudió un Máster en Políticas Públicas.
Hizo talleres de escritura con Laura Sbdar, Susana Szwarc, Mercedes Halfon y Romina Paula.
También hizo talleres de actuación con Claudio Mattos e Inés Efrón.
En el año 2020 ganó una mención en el concurso “Todos los tiempos el Tiempo” organizado por Fundación Proa, Fundación Bunge & Born y La Nación en la categoría “No ficción creativa”.
En 2021-20211 obtuvo un premio en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires en la categoría relato, por su relato Link Ritual. Ahí ganó el permio de la Bienal para ir a la Residencia “Isla de Río”, en Curadora.
En 2021 publicó el fanzine “Link Shivá”, editado por Bruma Editora.
Actualmente se encuentra trabajando en una novela y en un proyecto de cruce de disciplinas.
Vive y trabaja en Buenos Aires.

Proyecto
Durante la residencia continué con un proyecto que vengo escribiendo el último año.
Se trata de una novela con formato de diario, a la que llamaría “diario imaginario”, pues los personajes, el lugar y la historia son ficcionales.
Me interesa en este proyecto trabajar el tono coloquial, económico y concreto de la primera persona – una chica que por un año va a vivir a Boston, se compra un auto usado y conoce y vincula con una señora mayor por una app.
En el proyecto, el mundo del invierno, de los autos, de los vínculos azarosos y significativos son parte de los hilos que tejen la trama.
Durante la residencia, en los encuentros con Francisco Bitar, apareció la idea de probar incluir la tercera persona para dar cuenta de información que el personaje no cuenta, y que puede darle un fondo y construir algo de su psicología, aunque no busque explicar todo. Haber estado en Curadora abrió en ese sentido esa línea de la narración, que empecé a probar.
Me sirvió mucho tener conmigo los Diarios de Katherine Mansfield, que me parecieron muy ricos en imágenes y reflexiones. A la vez, las ideas y propuestas de Francisco sobre la estructura de la novela también iluminaron mucho el proceso durante la estadía en Curadora, sumado al intercambio con Nicolás Ghigonetto, Tatiana Cibelli y Rocío Fernández Doval, los compañerxs con los que por suerte pude compartir la experiencia y la belleza del lugar.

Contacto
verovolman@gmail.com
@verovolman


Nicolás Ghigonetto / Temporada20

NICOLÁS GHIGONETTO
Temporada20 / 2022, agosto

Bio
Nació en Isla Verde (Córdoba, Argentina), en 1989.
Vivió allí hasta los 17 años y asistió al secundario del pueblo.
Estudió la Licenciatura en Lengua y Literatura (Universidad Nacional de Río Cuarto). Fue ayudante alumno en Estética, Literatura Francesa y Filosofía del lenguaje.
En 2016, publicó el libro de poesía Los días del desastre con la editorial Cartografías, cuyos directores son José Di Marco y Pablo Dema.
Al poco tiempo se fue a vivir a Córdoba capital. Terminó el profesorado y da clases en una escuela pública.
Fue seleccionado para la Bienal de Arte Joven del Centro Cultural Recoleta en dos ocasiones (2017 y 2021). De allí salieron las antologías Van llegando (Mansalva) y Tan diversa (Mardulce) en las que participa.
En una feria del libro tuvo la suerte de conocer a Leandro Surce, editor de Kintsugi. Con él aprendió a moldear un libro y crear un concepto a partir de materiales sueltos. Los temas que lo desvelan son las infancias, los límites en la adolescencia, la construcción de una identidad. Publicó en Kintsugi Dos cachorros de sicario (2020).
En 2021 cursó la Diplomatura en Escritura Creativa (UNTREF).
Participó de la Temporada20 de Curadora residencia para artistas en 2022 y trabajó su proyecto Nenes raros con Francisco Bitar.

Proyecto
El proyecto se llama Nenes raros y se compone de una serie de relatos que se afilian con la tradición mumblecore del cine norteamericano. Los personajes, jóvenes y adolescentes, en muchas ocasiones, se encuentran buscándole sentido a su vida y se expresan, lejos de una forma diplomática, superando el límite de lo permitido y lo prohibido en una sociedad en la que los adultos gobiernan. La mayoría de los relatos ocurren en pequeños poblados de Argentina, precisamente en la pampa gringa, pero sin ubicación definida.
Desde un punto de vista técnico, se apela a narraciones en primera persona y mucho diálogo crudo, sin demasiadas intervenciones del narrador o acotaciones. El motivo es el de dejar al lector que construya su punto de vista sobre los sucesos y participantes. También hay narradores en tercera persona que juegan con el estilo indirecto libre, confundiendo su voz con la de los personajes.
Los libros que influyeron en la escritura son: ¿Podrías hacerme el favor de callarte, por favor? de Carver, Bullet Park y Oh, esto es el paraíso de Cheever, Los detectives salvajes de Bolaño, Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante, Un corazón simple de Flaubert, 222 patitos y otros cuentos de Federico Falco y la mayoría de los libros de Luciano Lamberti.
Las películas que influenciaron son casi todas las de Raul Perrone, Funny Ha ha de Bujalski, Kenparks de Larry Clark, Kids de Korine, Over the Edge de Kapplan, The Wanderers de Philip Kaufman, Los muchachos del verano de Peter Yates, etc.
Trabaja desde hace tiempo estos temas y este estilo, en su primer libro, Dos cachorros de sicario, un eje temático oscilaba entre niños y adolescentes que buscaban los límites de lo posible. El cuento seleccionado por la Bienal de Arte Joven, Los peludos no se comen, también narra la historia de adolescentes que buscan cómo matar el aburrimiento en un pueblito de provincia. Una abuela le pide al amigo de su nieto que le cace peludos para dejarlos morir en un tacho de 200 litros de YPF, en el medio, ocurren charlas y aventuras de chicos que quieren matar el aburrimiento.
Junto a Francisco Bitar reflexionamos sobre tramas, estructuras, estilo, voces y recursos de los textos que componen el proyecto.

Contacto
nicolasghigonetto@gmail.com
@n1k3l40s1

Camilo Guinot / Residencias espontáneas

CAMILO GUINOT
Residencias espontáneas / 2022, julio

Bio
Nació en Mercedes (Buenos Aires, Argentina).
Realizó clínica de obra con Pablo Siquier y con Alicia Herrero. Participó en los programas Tutorías en Artes Visuales (2007) y en el LIPAC (2008), ambos en el CCR Rojas-UBA. Obtuvo las Becas: Fondo Nacional de las Artes (2021, 2017 y 2014), Colección Oxenford (2020), BECAR (2017), Intercambio Internacional Ministerio de Cultura de la Nación (2014), Sur Polar-DNA (2013).
Realizó las residencias: Curadora (2022), EAC, Montevideo (2018), Lugar a dudas, Cali (2014), Sur Polar, Antártida (2013), Museo Castagnino+Macro, San Javier (2010).
Obtuvo los premios: Adquisición Ministerio de Producción de Buenos Aires (2021), Estímulo UNL 97º Salón Anual Nacional de Santa Fe (2021), Adquisición Espacio Finnegans (2020), Mención del 108ª SNAV (2019), Adquisición Igualdad Cultural (2013), Itaú Cultural (2011), SITA Tucumán (2012 y 2010).
Exhibió en el Museo MAR, Mar del Plata, Museo MAC, Salta, CC Recoleta, CABA, MEC, Córdoba, CCGS Martín, CABA, EAC, Montevideo, Galería Appetite, CABA, FNA, CABA, Castagnino+Macro, Rosario, CEC, Rosario, Palais de Glace, CABA, Fundación Telefónica, CABA, entre otras.Su obra integra las colecciones: Museo Castagnino+Macro, Rosario, Museo Emilio Caraffa, Córdoba, Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, La Plata, Fundación Itaú Cultural, CABA, Colección Espacio Finnegans, CABA, Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo, UY, Sayago & Pardon, California, US.
Actualmente vive y trabaja en CABA.

Proyecto
Mi plan en Curadora, fue dibujar y trabajar con un grupo de textos poemáticos que comencé a organizar en 2020. Además de editar y escribir, realicé una serie de dibujos, basados en el movimiento de los ómnibus en los que me trasladé, un modo literal de registrar el viaje: durante cada trayecto, ubiqué un cuaderno sobre mi falda y apoyé un lápiz manteniendo cierta tensión, sutil y variable, como para que el trazo se produjera por la transmisión del movimiento externo, en una especie de kineticógrafo tracción a sangre. Mientras se producía el registro, intenté focalizar en las variables físicas del acto, aunque sin mirar la hoja: la imagen en el papel se presenta como un desorden visual que proviene de una organización mental. 

Aquí, comparto uno de los textos:

Algo

No es teoría
Son olas de abundancia
No es una explicación
Tiene un núcleo incógnito
No es desesperación
Aunque muchas veces se le parece.

No es romanticismo necio
Es un géiser en el desierto
No es ciencia
Son partículas más que elementales
No hay moral en ello
Tiene la ética del viento.

No es adivinanza
Porque no tiene respuesta
No es justificación
Ya que eso a nadie le interesa
No es vía para la gloria
pues sólo puedes esperar decepción de la ilusión.

Dale de comer a la bestia de la invención
Según sea la forma que adquiera
De modo incondicional
Aliméntala sin esperar nada a cambio
Se va tu vida en ello
Y sí, hay chances de que la tome por vos.

La cuerda se acorta
Puede que seas inmortal,
Pero en caso de no serlo,
No hay tiempo para averiguarlo.

Contacto
camiloguinot@gmail.com
www.camiloguinot.com.ar
@camiloguinot  



Andrea Ostera / Residencias espontáneas

ANDREA OSTERA
Residencias espontáneas / 2022, abril

Bio
Nació en Salto Grande (Santa Fe, Argentina), en 1967.
En 1992/93 participa del programa de Estudios Generales en Fotografía en el Centro Internacional de Fotografía (ICP, Nueva York). En 1996 Participa de los Encuentros de Fotografía en Arles y en la I Bienal del Mercosur, Porto Alegre, en 1997. Ese año obtiene la 1ra Mención en el Premio Braque. En 1998 presenta su muestra Fotogramas (C.C. San Martín, Bs. As.) y Conciso, sucinto, preciso (C. C. Rivadavia, Rosario). Entre 1997 y 1999 participa de la Beca Kuitca.  En 2001 completa su Maestría en Artes en la Universidad de Nueva York (Beca Fulbright/FNA). En 2002 recibe el premio Konex.
11 operaciones combinadas (Galería Diego Obligado, Rosario, 2019), Persona (CCK, Bs. As., 2018), Affaire (C.C. Rojas, Bs. As., 2017) son sus muestras individuales más recientes. En 2018, se publica el libro Andrea Ostera. Obras/Works 1994-2017.
Es docente en la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto, y participa del colectivo Camarada.
Actualmente vive y trabaja en Rosario.

Proyecto
De un lunes a un viernes, concentración total para la práctica de la escritura. Ensayar textos para un libro posible. Escribir, leer, corregir, releer, rescribir (palabras en los ojos, palabras en los dedos). Cinco días extraordinarios, en un lugar hermoso, con dos anfitriones amabilísimos. Quiero volver.

Contacto
andreaostera@gmail.com
www.andreaostera.com
@andreaostera

Mara Caffarone / Temporada19

MARA CAFFARONE
Temporada19 / 2022, marzo

Bio
Nació en C.A.B.A (Argentina).
Estudió en la Escuela Nacional de Cerámica “Fernando Arranz” durante 5 años. Luego continuó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires en la carrera de diseño gráfico.
Entre mayo del 2009 y diciembre del 2012 creó, gestionó y curó el proyecto expositivo experimental “Bonjour Galeria”.
En 2012 realizó su primera muestra individual en “Galería Isla Flotante”. En 2015 participó en el programa de artistas de la Universidad Torcuato Di Tella – UTDT, donde cursó clínica de obra con Ines Katzenstein y Diego Bianchi. En 2016 fue seleccionada como agente del Centro de Investigaciones Artísticas dirigido por Roberto Jacoby. En 2022 fue seleccionada y becada para el programa de formación “Artistas x Artistas”, de la Fundación El Mirador. Previo y en paralelo a dichos estudios realizo seminarios y talleres con: Leila Tschopp, Juan Tessi, Ernesto Ballesteros, Luis Teran, Silvia Gurfein, Fernanda Laguna, Karina Peisajovich, Mónica Giron, Laura Batkis, Mariela Scafatti, Horacio Gonzalez, Diego Sztulwark, Cintia Mezza, Claudio Iglesias, Santiago Villanueva, Juan Laxagueborde, Eduardo Navarro y Rosario Bléfari.
Realizó muestras individuales y colectivas en espacios como: Fundación Federico Klemm, Museo Castagnino-Macro, Galería Isla Flotante, Gachi Prieto Galería, Granada Galería, Appetite Galería, Militantes Galería, Quimera Galería y Casa del Bicentenario, FACA Feria de arte y en La Casa de la Cultura de Tlalpan (MEX.).
Vive y trabaja en C.A.B.A.

Proyecto
Llegué a Curadora Residencia con la idea de recoger sedimento arcilloso de las orillas del río cercano y realizar algunas planchas de arcilla con ese barro.
Luego de explorar la zona, emplacé las placas de arcillas en algunos puntos específicos, para que pudieran las mismas funcionar como registro del contexto en el que las había ubicado y así dar cuenta de todo contacto con su superficie: huellas de distintos objetos, desprendimientos de ramas u hojas arrastradas por el viento, rastros de insectos que las recorran o atraviesen, etc. Durante todos los días de mi estancia en la residencia hice un relevo de las placas, tanto para poder ir constatando las modificaciones del registro que se iban generando sobre el material, como para mantener la humedad del mismo.
Luego de explorar la zona, emplacé las placas de arcillas en algunos puntos específicos, para que pudieran las mismas funcionar como registro del contexto en el que las había ubicado y así dar cuenta de todo contacto con su superficie: huellas de distintos objetos, desprendimientos de ramas u hojas arrastradas por el viento, rastros de insectos que las recorran o atraviesen, etc. Durante todos los días de mi estancia en la residencia hice un relevo de las placas, tanto para poder ir constatando las modificaciones del registro que se iban generando sobre el material, como para mantener la humedad del mismo.
Pasados los días, una vez que las placas se secaran, construí un horno de ladrillo y carbón, para hornear las piezas resultantes del proceso.

DIARIO
Mi proyecto estaba vinculado con el contexto y su cercanía al río. Con retomar los saberes de la disciplina cerámica, que había practicado diariamente durante 5 años consecutivos y que nunca había incorporado a mi obra.
Me interesaba llevar a cabo este proyecto, como parte de mi investigación acerca de las posibilidades del dibujo concebido desde acciones y movimientos mínimos. Como registro fugaz y casi imperceptible de su contexto.
Los primeros días de residencia fueron de recorrer y explorar las cercanías, visitar las orillas del río Ubajay para testear los suelos. Fui a dos áreas distintas de la costa a buscar muestras de suelo arcilloso para evaluar cuál era más apta para trabajar.
Al día siguiente volví al Balneario Municipal a buscar arcilla en gran cantidad. La experiencia de poder utilizar el propio suelo del río me parecía conmovedora.
Al volver a la residencia me puse a trabajar en el amasado de la pasta. La pasta era dócil y amable.
De ese primer balde de material recolectado pude sacar 3 panes completos de arcilla. El color de la arcilla ya amasada era de un gris denso, profundo, como de cemento mojado. Ese día la deje descansar para que se asiente.
Al día siguiente comencé a estirar la pasta para realizar las planchas que iba a disponer en distintos sitios como placas de registro del contexto. En los días siguientes me dispuse a llevarlas a los lugares que había elegido para ubicarlas.
Algunas placas las ubique dentro del terreno de la residencia. La más grande la dispuse en un pequeño bosque a unas 10 cuadras. El primer día que intenté trasladar esa placa, me ayudé de un pallet y una zorra de carga, pero solo llegué hasta mitad de camino. Las calles en Rincón son de arena y a veces tienen grandes pozos y charcos productos de los días previos de lluvia.
Era una tarea compleja llevar yo sola, moverme lento trasladando todo ese peso evitando sobresaltos para que no se dañara.
En el transcurso del trayecto empezó a oscurecer y decidí abandonar el pallet con la placa de arcilla al costado del camino, la envolví en unos plásticos para que pasara desapercibida.
Al volver a la mañana siguiente al lugar para terminar el trayecto, descubrí que el pallet ya no estaba.
Alguien se lo había llevado y había dejado la plancha de arcilla sobre los pastizales.
Sin pallet no tenía mucha más chance que terminar el recorrido arrastrando la placa suavemente sobre el plástico en la que lo había envuelto. Las calles de arena ayudaban al deslizar y acompañaba la caminata con un sonido que me recordaba al ruido del agua del río. Logre llegar al bosque y ubicar la pieza.
Los días subsiguientes repetí mis caminatas y visitas diarias a los distintos lugares donde cada placa estaba ubicada, para poder ver el proceso que cada una comenzaba a transitar hasta secarse por completo. Algunas se quebraron azarosamente, otras logré dividirlas en baldosas rectangulares.
Unas funcionaron mejor que otras, algunas planchas devinieron en otro tipo de registro, que hablaba de procesos impensados hasta ese momento.
Luego, una vez secas todas las piezas, me dispuse a armar el horno de ladrillos y carbón.
En total realicé 3 horneadas para poder cocer todas las partes resultantes. Al ser un tipo de horno rudimentario, no tiene un control preciso de la temperatura, y queda condicionado a las variables de viento que aviva al fuego y modifica la combustión del carbón. Este proceso impredecible hacía que cada final de horneada fuera una incógnita. Y que cada pedazo de pieza adquiriera particularidades y diferentes tonos de color naranja y manchones negros que las singularizaba del resto. Ya no eran parte de una misma placa gris homogénea. Ahora cada una tenía una belleza nueva. Lo que antes era una plancha de color uniforme. Ahora era una especie de rompecabezas indescifrable. Re-armar cada una de las placas completa, era una nueva arqueología del río.
Al ser este un proyecto en un territorio ajeno, había muchas variables del proceso que podían fallar o en su devenir presentar imprevistos que hicieran que tuviera que re-evaluar el trabajo y reestructurar la continuidad del mismo. Eso era algo que particularmente me interesaba transitar y le daba sentido a la experiencia de estar en la residencia. Vivenciar cuánto iba a permanecer fiel a lo que había podido planificar y cuánto se iba a presentar como un hallazgo inesperado, era el tono que atravesaba todo el trabajo. Un proyecto con muchas variables abiertas y pocos lugares seguros.

Contacto
caffaronemara@gmail.com
@maracaffarone

Bruno Del Giudice / Temporada19

BRUNO DEL GIUDICE
Temporada19 / 2022, marzo

Bio
Nació en Resistencia (Chaco, Argentina), en 1987.
Artista y Diseñador Gráfico por la Universidad Nacional del Nordeste. Ha realizado diversos talleres de fotografía, dirección de arte, dirección audiovisual y formó parte de “Estonoesunacademia” taller de arte dirigido por Diego Figueroa.
Fue codirector de “Mula”, galería nómade y coordino TAPE, taller de prácticas experimentales. Fue becado por el Instituto de Cultura del Chaco, el Fondo Nacional de las Artes y el Colectivo Coleccionismo Federal para realizar clínica de seguimiento y producción con Cuauhtémoc Medina, Pablo Siquier, Santiago Villanueva, Andrés Labaque, Alejo Ponce de León y Aníbal Buede.
Entre las muestras colectivas que participó destacan en 2021 “Aragon Park II”, curaduría por Marlon de Sarambuja en Madrid, España, en 2019 “Peluscencias”, curaduría por Joaquín Barrera en Munar, Buenos Aires, en ese mismo año “Colección en Diálogos”, curaduría por Paula Carella, muestra Inaugural del nuevo Museo de Arte Contemporáneo MARCO La Boca, Buenos Aires y mostro individualmente en 2019 “Selva de Río Oro” curaduría por Joaquín Barrera en Galería Fundación el Mirador, Bs. As. y en 2017 “Si volvieran molinos rojos”, curaduría por Carlos Herrera en Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Buenos Aires, entre otras.
En 2018/2019 integra el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella bajo la dirección de Carlos Huffman e Inés Katzenstein con seguimiento de clínica y producción de Diego Bianchi y Valentina Liernur. En 2019 Forma parte de los artistas en residencia de los talleres del Museo de Arte Contemporáneo de la Boca. Ese mismo año es becado por Galería Fundación el Mirador para formar parte del Programa de Artistas X Artistas.
Desde el 2021 hasta la actualidad codirige “lacalor” estudio de producción de obra gráfica y espacio expositivo independiente en la ciudad de Madrid, España.
Vive y trabaja entre Resistencia y Madrid.

Proyecto
Obra amante es un proyecto que parte de la fijación de una idea puntual, contemplar y accionar. Pinto estrellas rojas de forma detallada en lienzos pequeños, poco a poco. En paralelo, con una forja casera, transformo clavos, hierros encontrados o tornillos de llantas de autos en cuchillos.
Las estrellas rojas son soles que en su momento de bonanza daban vida a los planetas que componían su sistema solar, las vemos rojas porque murieron, se apagaron hace miles de millones de años y la luz que emanaba de ellas aún sigue viajando hacia nosotros. Con delay esa luz sigue recorriendo los miles de millones de km de distancia. Son fantasmas, ecos del cosmos.
Hay una hipótesis acerca del primer hombre en realizar las pinturas rupestres; que éste era un ser desprovisto de destreza para cazar y para darle valor a su vida se creó una función en la manada, la pintura.
¿El artista como ser elevado o sobreviviente?
La idea puede partir de un instinto primario de supervivencia del hombre primitivo, contemplar el cielo en busca de respuestas y hacer un arma para cazar. También de algo que se desvanece y que puedes mirar de lejos, las probabilidades, pensar en arriesgar o dejar de hacerlo para adoptar otro rol que lleva a otras formas de hacer. Quizás practicar formas de alivio. Dejar morir formas de ti y adoptar otras. O saber que algo se está muriendo y ser consciente de ello.
La producción en Curadora consistió en dos acciones que se dieron en paralelo, por un lado buscar y encontrar materiales (barro y ladrillos) y construir de forma rudimentaria una fragua a carbón para forjar cuchillos. Por otro lado realizar pinturas de estrellas rojas.   

Contacto
brunodelgiudice.01@gmail.com
www.brunodelgiudice.com
@brunodelgiudice



Pablo Martínez / Temporada19

PABLO JAVIER MARTÍNEZ
Temporada19 / 2022, marzo

Bio
Nació en Jujuy (Argentina), en 1984.
A los 18 años se trasladó a Córdoba, lugar donde actualmente vive y trabaja.
Es fotógrafo y artista visual. Estudió Fotografía en el Centro de Estudios Fotográficos en Córdoba. Continuó su formación en clínicas de arte contemporáneo con artistas como Lucas Di Pascuale, Ana Gallardo, Gerardo Repetto, entre otrxs. Actualmente cursa la Especialización en Prácticas Artísticas Contemporáneas en la UNC.
Expuso individualmente en Córdoba, Jujuy, Uruguay y España. Participó en diversas muestras colectivas, entre ellas de Bienal Sur y del Festival de la Luz. Participó en Ferias de arte contemporáneo en Córdoba, Bs As, Lima-Perú y Barcelona-España.
Obtuvo Becas y residencias, entre ellas del Fondo Nacional de las Artes, Beca del Museo Caraffa (Cba), Residencia Yungas Arte contemporáneo (Tucumán), Beca Proyecto Imaginario (Bs As), Residencia La Sala que Habito (Cba) y Residencia en Espacio de Arte Contemporáneo (Uruguay).
Entre los premios y reconocimientos que obtuvo destacan en 2020 el 1º Premio Salón provincial de Artes Visuales, Jujuy. En 2019 el 1º Premio del Salón Nacional de Artes visuales Villa María, Córdoba. En 2016 el 1º Premio en Fotografía en Salón de Jujuy. A la vez entre 2016 y 2021 fue finalista en diversos premios de artes visuales como ser: Salón Nacional, Premio ITAÚ, Salón Nacional de Tucumán, Premio UNNE, Premio Céfiro y Premio AYERZA de Fotografía.
Actualmente co-dirige junto a Valeria López el proyecto Satélite en la ciudad de Córdoba.

Proyecto
Durante la residencia continué con un proceso que venía desarrollando el último año. Se trata de una acción que consiste en imitar libros manualmente, recorrer cada palabra, cada letra, cada punto, cada número de página, cada signo de pregunta. En este sentido lo último que hice fue copiar un libro completo de Rodolfo Kusch.
La copia o reproducción la realizo sobre papeles utilizando papel carbónico como medio de traducción, con la particularidad que cada hoja final contiene sobre un solo plano la acumulación o extensión de todo un capítulo.
Durante Curadora continué con este procedimiento, no ya sobre libros completos sino sobre algunos apartados o sobre algunos textos puntuales. De esta manera me llevé una mochila cargada de libros y fotocopias que seleccioné de mi biblioteca personal para continuar con esta acción en la residencia. A modo de resumen copié y acumulé textos/dibujos de Alfonsina Storni, W. Herzog, Todorov, Kafka, Ticio Escobar, Silvia Rivera Cusicanqui, Susan Sontag, Danowski-Viveros de Castro, El Eternauta, etc etc.
El pensamiento y lo manual. El pensamiento como pura intuición.
Intuitivamente un día antes de viajar cargué y me llevé una botella con agua del Río Suquía, río que atraviesa la ciudad de Córdoba. Al llegar a Rincón e ir a recorrer la zona fui cargando botellas con agua del rio Ubajay. Luego congelé ambos ríos en el freezer, como una manera de detener y contener el tiempo por un instante. Por último, realicé unas acciones para descongelar estos hielos-ríos y hacerlos confluir en un dibujo azaroso.
En la convivencia con lxs compañerxs fuimos compartiendo nuestras prácticas, así fué que en alguna de las idas al río también buscamos arcilla, y aprovechando el hermoso horno que fabricó Mara, le sumé unas pequeñas placas con algunas frases que fui anotando durante esos días. Así, pude hacia el final de la residencia hornear esas frases como otra manera de sostener el tiempo y la experiencia en Curadora, “Nuestro mínimo utópico”.

Contacto
martinezpablojavier@hotmail.com
www.martinezpablojavier.com
@pablojaviermartinezz

Sol Echevarria / Temporada19

SOL ECHEVARRIA
Temporada19 / 2022, marzo

Bio
Nació en Buenos Aires (Argentina), en 1983.
Escritora, editora y curadora independiente.
Es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Cursó el Programa de artistas, críticos y curadores del Di Tella y actualmente se encuentra cursando la Maestría en Curaduría en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Sus proyectos giran en torno al cruce entre literatura, ensayo y artes visuales. Fundó y dirigió la revista cultural No Retornable, cuya propuesta fue captar los movimientos del pensamiento y del arte para difundirlos (2005-2015), y también la galería de arte contemporáneo Acéfala, entendida como plataforma de acción para llevar a cabo investigaciones y proyectos artísticos (2015-2020). Actualmente co-dirige el sello editorial Excursiones, dedicado tanto al ensayo latinoamericano contemporáneo como a las artes visuales, y es editora de la sección de arte de la revista cultural Otra Parte. 
Fue ganadora de la convocatoria “Laboratorio Federal” de MuseosBA para llevar a cabo una residencia en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Obtuvo la Beca Activar Patrimonio para desarrollar su proyecto “Curaduría intangible” en el Museo Nacional de Bellas Artes y también obtuvo las Becas Creación del Fondo Metropolitano y del Fondo Nacional de las Artes (2021). Entre sus proyectos curatoriales se destacan “Bienal fantasma” en la UTDT (2021) y “La cartografía y otras narrativas abiertas” PROA21 (2018-2019).
Vive y trabaja en Buenos Aires.

Proyecto
“Un río para volver a casa”
Durante la residencia me propuse terminar un texto de no ficción híbrido entre crónica, ensayo y prosa poética que había comenzado el año anterior bajo la forma de ejercicios reflexivos o intentos de aproximación de la escritura a la obra de arte y aquello que habita por fuera del lenguaje. Desde el comienzo, la figura del río me permitió articular y poner en movimiento mi historia personal y la de mis antepasados, en particular la de mi abuela nacida a orillas del San Javier. Por eso, dada su cercanía al río y el pueblo, el espacio de Curadora era la oportunidad perfecta para seguir desarrollando este proyecto de escritura.
En la investigación que desarrollé a lo largo de las semanas que estuve en la residencia hice foco en dos libros. Por un lado, las crónicas del jesuita Florian Paucke, quien describe e ilustra su viaje y estancia en la comunidad mocoví de la reducción santafesina de San Javier en los años 1749-1767.  Por otro, las crónicas de William Perkins de 1866, escritas durante el viaje exploratorio que hizo en forma de caravana por la costa del Paraná junto con inmigrantes ingleses y norteamericanos, dentro de los cuales aparece mencionado mi tátara abuelo. Casi al final de mi estadía viajé a San Javier y visité la colonia California persiguiendo rastros de esta historia. Como suele ocurrir con el pasado, eran pocas las cosas que quedaban en pie y, tal vez por eso, los relatos que pude obtener fueron orales e imprecisos. De todos modos, gracias a esa experiencia, conseguí hilvanar los fragmentos ya escritos a través de una crónica de viaje que oscila entre la memoria y el olvido.
Además de sumergirme en mis lecturas y en las ruinas del pasado, pude explorar los alrededores, la materialidad de la naturaleza, el marco sonoro y los movimientos de la corriente guiada por la fantasía de escribir como quien pinta un cuadro, dejándome llevar por la textura y el color. En ese intento imposible por capturar con palabras lo que no tiene forma viajé, recolecté agua, piedras, archivos y fotografías.

Contacto
notedejesllevar@gmail.com
@sol_echevarria_